lunes, 25 de septiembre de 2017

"Baby H-P" del escritor mexicano Juan Jose Arreola

Baby H. P.

[Cuento - Texto completo.]
Juan José Arreola

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Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., un aparato que está llamado a revolucionar la economía hogareña.
El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras, anillos y broches. Las ramificaciones de este esqueleto suplementario recogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos converger en una botellita de Leyden que puede colocarse en la espalda o en el pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el momento en que la botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y enchufarla en un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito puede colocarse en cualquier rincón de la casa, y representa una preciosa alcancía de electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y calefacción, así como para impulsar alguno de los innumerables artefactos que invaden ahora los hogares.
De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando en que es una fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos inútiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica.
Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de electricidad instalando un Baby H.P. en cada uno de sus vástagos, y hasta realizar un pequeño y lucrativo negocio, trasmitiendo a los vecinos un poco de la energía sobrante. En los grandes edificios de departamentos pueden suplirse satisfactoriamente las fallas del servicio público, enlazando todos los depósitos familiares.
El Baby H.P. no causa ningún trastorno físico ni psíquico en los niños, porque no cohíbe ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos médicos opinan que contribuye al desarrollo armonioso de su cuerpo. Y por lo que toca a su espíritu, puede despertarse la ambición individual de las criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando sobrepasen sus récords habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas, que devuelven con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del niño, más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.
Los niños deben tener puesto día y noche su lucrativo H.P. Es importante que lo lleven siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas preciosas del recreo, de las que ellos vuelven con el acumulador rebosante de energía.
Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos mismos generan son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian en cada aparato.
El Baby H.P. está disponible en las buenas tiendas en distintos tamaños, modelos y precios. Es un aparato moderno, durable y digno de confianza, y todas sus coyunturas son extensibles. Lleva la garantía de fabricación de la casa J. P. Mansfield & Sons, de Atlanta, Ill.
FIN

JUAN JOSÉ ARREOLA ZÚÑIGA

BIOGRAFÍA
Juan Jose Arreola Zúñiga nació el 21 de septiembre de 1918 en Zapotlán el Grande —hoy Ciudad Guzmán—, Jalisco, Guadalajara (México).
Estudió en Jalisco y en 1930 empezó a trabajar como encuadernador. En 1937 se marchó a vivir a México D.F. para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes.
Publicó, en 1941, su primera obra, Sueño de Navidad. En 1945 colaboró con Juan Rulfo y Antonio Alatorre en la publicación de la revista Pan, de Guadalajara y pudo viajar a París bajo la protección del actor Louis Jouvet. Allí conoció a J. L. Barrault y Pierre Renoir. Un año después regresó a México.
A su vuelta empezó a trabajar en Fondo de Cultura Económica como corrector y autor de solapas y obtuvo una beca en El Colegio de México gracias a la intervención de Alfonso Reyes. En 1949 apareció su primer libro de cuentos Varia invención. En 1950 recibió una beca de la Fundación Rockefeller.
Su obra maestra Confabulario fue publicada en 1952 y recibió el Premio Jalisco de Literatura, a este le seguirían el Premio del Festival Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Premio Xavier Villaurrutia.
A partir de 1964 dirigió la colección "El Unicornio", y se inició como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1972 se publicó la edición de Bestiario, que completaba la serie iniciada en 1958, con Punta de plata.
Su prestigio fue ascendiendo y en 1979 fue galardonado con el Premio Nacional en Letras, en la Ciudad de México y en 1992 el Premio Juan Rulfo, al que seguirían el Alfonso Reyes y Premio Ramón López Velarde.
En 1992 participó como comentarista de Televisa para los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Murió el 3 de diciembre del 2001.

BIBLIOGRAFÍA
La Parábola del Trueque (1938)
Sueño de Navidad (1941)
Hizo el bien mientras vivió (1943)
Varia invención (1949)
Confabulario (1952)
La hora de todos (1954)
Punta de plata (1958)
Confabulario total (1962)
La feria (1963)
Obras de Juan José Arreola (1971)
Bestiario (1972)
La palabra educación (1973)
Inventario (1976)
Confabulario personal (1985)
"Tú y yo somos uno mismo" (1988)

PREMIOS
Premio Xavier Villaurrutia (1963)
Premio Juan Rulfo (1992)

ENLACES

Un poema diario, ahora "El viaje" del francés, Charles Baudelaire (1821-1867). Disfrutad corsarios:



https://proyectandoleyendo.files.wordpress.com/2011/02/el-viaje-charles-baudelaire.pdf
CERO CERO CERO CERO-TAURO






Resultado de imagen para ACCIDENTE TRANSMILENIO  Clavando la mirada de su tercer ojo invisible en el ojo de ciclope del televisor, todas las noches jugaba consigo mismo a adivinar los números de la lotería. La presentadora, tras la mueca de una sonrisa postiza, dejaba escapar estas palabras:
-          -Muy buenas noches a todos nuestros televidentes, hoy realizaremos el sorteo número sesenta y nueve cero uno  de Súper Astro Millonario, el juego que lo hará feliz de la noche a la mañana con sólo adivinar cuatro números y un signo zodiacal… Nos acompañan los delegados de rifas, juegos y espectáculos quienes darán transparencia y seguridad al sorteo… Delegados…
 Y allí los miraba con el rabillo del ojo, siguiendo el guion de su parafernalia. Estos parpadeaban asintiendo como  farolas rotas. La rubia continuaba:
-          -¡¡¡Que rueden las balotas y muy buena suerte a nuestros apostadores!!!
Luego la rubia de dientes cristalinos y ojos lapislázuli  presentaba a los delegados de rifa- juegos y espectáculos de la ciudad de Bogotá. En sus miradas de vidrio se notaba el constreñimiento de aquella tras la falsa aprobación y el odio por no evacuar nada cuando meditaba sobre el inodoro sobre su suerte negra y su colon irritable. Y el otro con cara de pez en el sartén de los sueños frustrados, frito como una trucha medio cruda y contaminada con cianuro. El hombre desde su cama iba fumando un poco de su pitillo mientras se adelantaba a la rubia:
-          -Seis… -Decía el hombrecito haciendo aros de humo.
-          -…Seis, ¿es eso cierto señora delegada? – Y la rubia le mostraba la balota con el pequeño número 6, y la flaquita le decía: “es correcto”, y hacia cara de póker.
-          -Nueve…-Mascullaba el tipejo entre una humareda azul.
-          -…Nueve, ¿es así señora delegada? –Y la flaca que sí, que era correcto.
Y así seguía con las otras dos balotas. Cero. Cero. Uno. Uno. Correcto. Correcto. Cara de buey ponía el hombre al adivinar el signo: libra. Y su cara era de batracio con alas de simio y pies de gusano cuando noche tras noche, lograba vaticinar los cuatro números y el signo.
-          -¿¡Pero cómo, maldita sea, no he comprado el tiquete, el boleto, soy un asno menso!!!
Dijo una noche el hombre. Tras haberlo decidido y harto de su vida muerta, de su tedio sudoroso de ser viandante, de vocero que vendía la prensa día tras día, decidió esa noche comprar su boleto. Apostó su número: el cero cero cero cero signo Tauro… Y fue a casa. Echándose en su camastro como un perro hambriento de ansiedad, encendió la vieja teve de antena aérea como espinazo de pez. Y la falsa  rubia siliconada del concurso anunció el número ganador; pero esta vez no era el suyo. Así es que destrozó todo, chilló y gimió y chilló como un niño de pecho, enloqueció total, salió de la casa echando vapor y espuma roja y pateó un gato negro con el pecho blanco, puñeteó a una anciana, maldijo al Universo y sus intrincados ambages engrasados de azar. Y enceguecido por la ira, mientras maldecía a las estrellas, a los astros, al cosmos, se creyó un toro y embistió un bus articulado de Transmilenio, con tan poca suerte que perdió la vida.

Al otro día, en la prensa advertían que el número y signo ganador de la lotería se habían repetido: 0000 TAURO. Y al día siguiente también. Y al tercer día fue lo mismo. Entonces decidieron cambiar el nombre al juego. Y prohibieron esa apuesta. Y así lograron continuar con el destino y la buena suerte para algunos; no para todos.






POR:
VÍCTOR HUGO OSORIO CÉSPEDES

                                                 A LOS IMBUIDOS EN ÉSTE VIAJE








INICIARÉ este periplo por los desiertos de tedio, sin afán de rehuir de los oasis de horror, en este viaje que inicia por el mundo posible e imposible de las letras, el pensamiento, las preguntas abiertas y el delirio.

Espacio éste para dar pista a la imaginación desbocada y rigurosa en el que-hacer que vence la inercia y el tedio, ese cáncer del espíritu.

Sin ánimo de vanas glorias, aquí plasmaremos nuestros imaginarios retorcidos.

Será el espacio de tiempo para viajar por el cosmos inerte de las tardes bajo el Volcán Nevado del Ruiz, por ejemplo. Aquí en éste ignoto rincón del inmundo mundo de los hombres. En ésta Perla del Norte, tan barroca, tan deforme, tan desértica...

Por lo tanto, anímese mientras navega en este mar virtual. Juntos daremos martillazos al tedio para devorarlo y nutrirnos de su sangre negra como éstas palabras.

Con ironías mordaces echaremos sal a la herida. Para luego arrancarle los ojos a los peces corsarios de la envidia e ir a la deriva en ésta barca, nuestra barca delirante. Quizá enredada en un mar de arena tediosa; mas muerta de carcajadas venenosas y procaces.

Echaré el ancla sobre la cabeza de las convicciones. Abajo, en el sótano de la cabeza, anidarán sierpes y arañas así como ratas con escorbuto y dientes madre perla.

Y no lo dudes: cuando los dromedarios bípedos, por error, se acerquen al oasis del horror hallarán un espejo donde gritarán sus almas desalmadas.

Venga con nosotros, pobre sombra que lee, arrástrese entre líneas como una serpiente antediluviana y embriague las horas muertas con las aguas de éste río de signos inefables así como la misteriosa e inquietante existencia humana que aquí se dibuja con letras.


Buen provecho,


El contra-maestre.


MINIFICCIONES METAFICCIONALES Y METALITERARIAS

  MALDITA MALDICIÓN     A Andrés Caicedo le profanaron la tumba tras años de haber muerto. Fue un grupo de lectores profanáticos. Enferm...