LA NAUSEABUNDA SENSACIÓN DE SENTIR AGUJAS EN EL ALMA.
In
Memoriam
E.A.Poe.
El escritor de novelas negras no podía dormir aquella
noche en Prisión.
No por los pulgones o la imbatible tos de perro famélico
o por el frío noctívago que taladraba sus huesos hasta el tuétano, sino por la nauseabunda sensación de sentir agujas en
el alma…
Además
resultaba inconcebible que aquel tartufo error lo tuviera allí encerrado como
un gorrión ensopado y echo polvo o caldo de angustias…
¡¿No bastaba el calabozo lleno de salitre y horror de
su cabeza empantanada y llena de bichos del Estigia?!
La policía
había hallado sus huellas digitales en la máquina de escribir donde un demiurgo
se devanaba los sesos tratando de dar a luz una novela negra. Él confesó el
crimen luego de una fiebre delirante que lo hizo vomitar esa verdad… Los
policías se carcajeaban en ese sótano apestoso a humo acre.
Había asesinado a su colega por envidia tras el éxito
de sus novelas y el fracaso de las suyas. Lo acusaba de robar sus ideas. Sus
personajes. Sus tramas…
…Así es que lo mató y tras asestarle el golpe con un
pequeño busto de Edgar Allan Poe en bronce, (allí también hallaron los
detectives las huellas del asesino) escupió el cadáver, se carcajeó, limpió la saliva
en la comisura de sus labios, robó unos tragos de whiskey y finalmente, con
desparpajo y gozo, escribió en esa máquina: “plagiador y farsante total…”.
En esas páginas, aquel occiso, antes de ser asesinado,
tecleaba, tecleaba y tecleaba una historia confusa y premonitoria donde él mismo era asesinado y su asesino (un
colega presa de la envidia) caía en una celda donde no habría de conciliar el
sueño nunca más… Y no por los pulgones, ni la niebla en sus pulmones, sino por
la nauseabunda sensación de sentir agujas en el alma…
Por eso, aquella noche el escritor de novelas negras gritaba
por la ventanilla enrejada que daba a un abismo de rocas escarpadas en una fría
isla: ¿¡no basta el calabozo lleno de salitre y horror de mi cabeza empantanada
y llena de bichos?!...
…Desde entonces el escritor de novelas negras no puede
conciliar el sueño. Por eso cada noche invoca las alas negras de la muerte. Pero
esta no llega: es esquiva como un cuervo.
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