viernes, 24 de abril de 2020

COÁGULOS ABOMINABLES


     REPRIMENDAS

Gracias, maestro Augusto Monterroso, ese T-Rex de la literatura. 






La clase de la profesora lechuza inició, cuando ella, recitó de memoria la oración patria. Los animalitos cantamos al unísono. Todo iba bien, hasta que emití mis rebuznos, y se escapó una risita que nunca logro contener... ¿Será por eso que la maestra, me envió al rincón, puso aquel cono en mi cabezota y  me pellizcó una, dos, tres veces?  Entonces me obligó hasta el final del día a sostener la tela de tres colores, como si yo fuera un asta… Todos evitaban reír… Al menos al llegar a casa en la tarde,  pude contar que había izado la bandera.




POR:
VÍCTOR HUGO OSORIO CÉSPEDES
LIC. LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

1 comentario:

  1. Este escrito nos habla un poco sobre la época en qué los profesores le podían maltratar alos estudiantes sin recibir castigó.

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