MITO DE MÍNEIMA
Es nuestro pájaro creador.
Mineima se antojó un día de comer las pepitas de oro
que colgaban del árbol de la noche. Estando en el firmamento se olvidó de las
pepitas y le dio por buscar algo con qué adornar su casa. De cielo en cielo fue
recogiendo y guardando en su pico lo más hermoso que encontraba. El pico creció
hasta volverse más grande que él. Cuando ya casi no podía Volar por todo lo que
llevaba, buscó un lugar donde posarse
Cómo
andaba por estos lados vio la Cumbre más alta, la montaña coronada por la
blanca flor. Pero nada había encima ni a los alrededores por eso, Mineima tuvo
que imaginar un árbol para posarse y descansar en él.
Ya
posado, descubrió aún más soledades.
Entonces
pensó que esto tan sólo era muy triste y decidió darle alegría dejando algunas
de las cosas que había reunido para embellecer su casa.
Mineima
abrió su gran pico y dejó salir algunos de los animales y plantas recogidos en
los sitios del cielo donde había estado. Por eso nuestros árboles son de todas
las selvas. Hay animales para el día y para la noche, algunos pueden volar Y
son muchos los que corren.
Las flores que trajo viene con los colores de
las estrellas y planetas donde Mineima estuvo.
Su pico también dejo escurrir agua suficiente
para albergar otras criaturas en este mundo que estaba creando.
Era
tanto lo que traía Mineima en su pico y fue tan grande su esfuerzo, que una
gota de sudor resbaló por sus patas y cayó sobre el árbol imaginado dándole
vida. La gota corrió por el interior del árbol nutriéndolo y al llegar a las
huellas que marcaba Mineima sobre él, las unió. De esa Unión venimos nosotros,
la gente de Arbi, de Mineima. Por eso tenemos su espíritu.
Para
recordar a Mineima y la manera cómo pobló este mundo, nuestra boca no sólo
puede contar su historia sino también tiene los plumajes del silbido, el
cascabel del viento y las voces de todos los animales que alguna vez viajaron
en su pico.
El árbol
sagrado, el que Mineima imagino para posarse en este lugar donde no había nada,
guarda en su corteza la historia de nuestro origen, del poblamiento que hizo
Mineima en esta tierra que estaba llena de soledades. Y fue el mismo Mineima el
que enseñó a la primera gente, a la gente de Arbi, a contarla para que nunca
fuera olvidada. Sobre las ramas del árbol, nuestro pájaro creador dejó al
posarse su conocimiento y recuerdo. La gente de Arbi Busca la manera de
descascarar el árbol sin hacerle daño y cocinar su corteza con un fuego muy
rojo como la candela que él guardo en el interior de la montaña de la blanca
flor. Este cocimiento se bebe para entrar en los recuerdos de todo lo que él
hizo. Por ser un árbol imaginado, la gente de Arbi no puede describirlo, sólo
al tocarlo descubren que es el árbol de Mineima.
Así lo enseñó el pájaro creador a sus Guardianes,
a nosotros, a la gente Arbi que dejó en el valle situado junto a la montaña de
la blanca flor, el que está por el lado donde llegan las primeras luces del
día.
Bebido
el zumo de la corteza de su árbol, Mineima empieza a andar en nuestra cabeza
como una visión. Su aleteo nos colma de lo que tanto conoció cuando salió a
comer las pepitas de oro que colgaban del árbol de la noche. Al llenar nos de
su conocimiento, Mineima se vuelve nuestro, nos da palabras mágicas con las que
podemos aligerar el agua y volver la nube, detener el viento, la lluvia… el
sol.
Según
la manera como digamos sus palabras podemos alentar con ellas a la tortuga para
que deje la piedra y se mueva… aquietar la Iguana hasta volver la rama; como
rama la partimos para comerla. Pero es solo la gente de Mineima, la gente que
ama y respeta todo lo que trajo el pájaro creador en su pico, la que puede
hacer estas cosas.
Cuando
nos estamos olvidando de Mineima, la montaña de la blanca flor despierta y se
porta como madre. Como una madre se sacude y entra en movimientos dolorosos que
derrumban todo.
Como
madre, desde el roto de Candela que tiene en lo más alto, manda flores de fuego
en la misma dirección que Mineima tomó cuando alzó vuelo y nos dejó. De las
Flores sale una vieja muy anciana que se dice llamar AUXISUC o Madre de los
primeros hombres.
Esta
anciana, madre de los primeros hombres, también se deja ver los días que del
cielo caen eclipses.
En
otras ocasiones, cuando AUXISUC está muy ocupada avivando el fuego de Mineima y
la gente que habita el mundo la hace enojar, ella suelta uno de sus pájaros que
se ve volar en el cielo con su cola de fuego y que se llama Caxir o Matador con
macana, que produce sequías, hambrunas y guerras, para castigar los hombres que
la hicieron enojar.
Si es
mucha la gente que se porta mal, la anciana AUXISUC aviva de tal manera el
fuego de Mineima dentro de la montaña, que lo hace salir con rocas y mucha agua
provocando una inundación que viene anunciada por un perro muy grande con gran
ruido de tambores y de palos ahuecados.
Este
perro bulloso le muestra a la inundación por dónde ir y la lleva de tal manera
que la tierra tiemble, permitiendo que sólo la gente buena oiga y sienta aquel
temblor y así pueda refugiarse en lugares altos para ponerse a salvo.
La
gente que gracias a su buen comportamiento escuchó al perro de la inundación y
corrió hasta los montes más altos para salvarse, poblara de nuevo el mundo.
Del
perro se sabe que lleva su ruido y sus aguas y sus piedras y palos a una gran
Laguna donde ahora está echado esperando de nuevo el llamado de la vieja
AUXISUC.
Al
morir, todos los de esta parte del mundo van primero a recibir consejos del
perro. Después de oírlo se dirigen a la Montaña de la blanca flor, la montaña
de Mineima a donde permanecerán para siempre.
En la
región que hoy se conoce como El Líbano está el Valle de Arbi, la gente de Arbi
y la montaña de la blanca flor, es allí donde AUXISUC nos espera para que
habitemos con ella y con el conocimiento que Mineima dejó después de haberlo
recogido en todos los cielos donde estuvo.
INVESTIGACIÓN REALIZADA POR: CARLOS FLAMINIO RIVERA
Mineima la primera tribu que frecuento las tierras de El Líbano.
ResponderEliminarLos pantagoras, ese mito debe ser de ellos.
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